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Como mi primera vez

Amanecí emocionado y con las ganas de volver a verte la cara. Más de un año esperando para poder tenerte de nuevo. No sabes cuantas veces me lamenté por haberme ido de tu lado, qué verdad más grande esa que dicen que no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes. Sin embargo, tú nunca te fuiste de mi lado. En los momentos más duros estuviste ahí y fuiste mi gran apoyo. Simplemente gracias.

Mi banda volvía a esperar al son de las campanas de la Catedral de Sevilla, que salieras del Palacio Arzobispal para poder acompañarte en el regreso a tu templo y poner sones a tus pasos. Me sentía como un niño en su primer día de colegio, como aquel adolescente que roza por primera vez unos labios ajenos… Las mariposas no recuerdo si revoloteaban por mi estómago o estaban en mi cabeza. Tú seguías tan igual pero yo tan diferente. El tiempo no pasa en vano, y el tiempo que estuve fuera me cambió.

Al escuchar tan solenme melodía, Cantemos al Amor de los Amores, mi piel se erizó como cuando una gota recorre por la espalda. También me acordé de ti, Rafael, un hombre grande y sencillo, que se fue como él siempre había sido, alegre y bromista, en tu memoria fue dedicado todo el recorrido. Tras finalizar el Himno Eucarístico, la Banda de Las Cigarreras interpretó, cómo no, la banda sonora de todo el Domingo de Ramos, Eucaristía. Siguiéndola, Luz de Misericordia, estreno en esta temporada realizado por Rafael Vázquez, y Al Señor de la Sagrada Cena.

El cortejo avanzaba con paso firme entre el público. Al llegar a la Calle Franco, sonaba Llora la Esperanza, que disfrutaría de manera especial Carlos Puelles Cervantes, pues se estrenaba como escolta de nuestra formación musical.

Ya en la Cuesta del Rosario se interpretaron: Madrugá Sevilla y Macarena. Para llegar a la Calle Botero habría que hacer una mención especial tanto a Cristóbal López Gándara como a Francisco Javier Torres Simón, puesto que se interpretaron Prendido, Ante Anás… El Hijo de Dios y Antes Caifás… El Hijo de Dios.

Fue en la Plaza Cristo de Burgos, los sones musicales fueron los de Divina Pastora de Cantilla haciendo referencia al periodo de las Glorias. En la revirá de Boteros y con un calor bastante duro, se tocó la marcha Sobre los pies te llevo a Sevilla. En Calle Sol, la calle de los sueños, las composiciones que se interpretaron fueron Amor de Madre y Madre de Dios. Y para la entrada se siguió con el mismo ritual de siempre: Costalero del Soberano seguido de la Marcha Real y Cantemos al Amor de los Amores.

No fue un corpus más especial que aquellos ya vividos o los que están por venir. Fue distinto, fue como el primero. Fue el de los nervios. El de la alegría, el de la sorpresa. Fue el tuyo y fue el mío. Fue el nuestro.

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